sábado, 27 de abril de 2013

CICLOS




Despertar. Ansío despertar.
Que estos párpados se abran
y puedan empezar a volar.

Volar. Ansío volar.
Que se desplieguen mis alas,
que suban a lo alto a mirar.

Mirar. Ansío mirar.
Que el mundo entero aparezca
y me empuje  desde la leptónica montaña de la vida,
obligándome a saltar.

Saltar. Me siento saltar.
Con el vértigo ajustado al peso de mi cuerpo
impávido e intrépido, me veo caer.

Caer. Me ven caer.
Sin levitar, con la amenaza
de la ineludible sensación de morir.

Morir. Me veo morir.
Deshojando deshoras,
calcinando muérdagos silvestres,
entrando en el fango, decrépito,
menoscabo, segmentado, pluvial,
profundo, lozano y verde...
Volviendo nuevamente en rizomas alborotados
a  fluir en la savia, que alimenta y clama,
como la eterna flama de ancestrales ritos,
el prodigioso arte de renacer.

Renacer. Ansío, me veo, me ves, me siento, renacer.
Que el alma se ensamble con el cuerpo,
para que vuelva el soplo renovado de  vivir.

Patricia Gonzalez